A 30 años del atentando a la AMIA, con el dolor a flor de piel, la impunidad continúa

Definitivamente, todos nos vamos a morir. La pregunta es el cómo. En general, esperamos que sea de viejos, de una forma tranquila y amable. Nadie piensa que se va a ir de este mundo porque los escombros se desmoronaron aplastando la vida y sepultando la búsqueda de Justicia.

Se cumplen 30 años del atentado a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), el peor ataque terrorista que sufrió nuestro país. Sin embargo, desde aquel trágico momento ocurrido el 18 de julio de 1994, poco se sabe. Mientras tanto, la Justicia brilla por su ausencia, bañando de impunidad el dolor de los familiares de las 85 personas fallecidas.

Con tanto tiempo transcurrido, fueron 10.953 días o 262.872 horas, el miedo ante la ausencia de respuestas se condensa en si alguna vez se va a conocer la verdad. Lo único que quedó en claro hasta el momento es que la investigación estuvo plagada, desde un comienzo, de irregularidades y encubrimientos. La corrupción política, judicial y de los servicios secretos de inteligencia volvieron a dejar a las víctimas y a sus familiares otra vez bajo los escombros, haciendo más largo y cruento el dolor.

La voladura de la AMIA

El 18 de julio de 1994, a las 9:53 de la mañana, una explosión sacudió el corazón de Buenos Aires. La AMIA había quedado reducida a ladrillos sueltos y polvo, cobrándose la vida de 85 personas y dejando más de 300 heridos.

La investigación judicial que siguió al ataque se caracterizó por ser un laberinto de irregularidades y encubrimientos. El primer juicio oral, iniciado en 2001, terminó en un escándalo en 2004 cuando se revelaron pagos ilegales del juez Juan José Galeano a testigos claves. El juicio quedó nulo y todos los acusados, absueltos. Incluidos el expresidente Carlos Menem y el jefe de inteligencia, Hugo Anzorreguy.

Alberto Nisman, quien asumió la investigación en 2004, acusó posteriormente a altos funcionarios iraníes y miembros de Hezbollah basándose en información de la CIA y el Mossad. 

En el 2013 se realizó el Memorándum de Entendimiento con Irán. Se trató de un acuerdo firmado entre Argentina y ese país, bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Meses después, el Congreso de la Nación ratificó el Memorándum.

Este acuerdo buscaba establecer una comisión de la verdad para investigar el atentado a la AMIA, permitiendo a fiscales argentinos interrogar a los sospechosos en territorio iraní. Sin embargo, en el 2015 Nisman denunció a la presidenta y a otros funcionarios por intentar encubrir a los sospechosos a través de este acuerdo. 

Según el fiscal, el objetivo era levantar las alertas rojas de Interpol contra los sospechosos, facilitando así su impunidad internacional. Pero el titular del organismo en ese momento, Ronald Noble, negó que el Gobierno argentino haya hecho esa solicitud.

Días después de la acusación y ante de ser convocado para que dé explicaciones frente a los diputados y a los senadores, Nisman apareció muerto en su departamento con un tiro en la cabeza. Otra vez, sin saber si se suicidó o lo asesinaron, la causa AMIA se vio nuevamente embarrada por intereses políticos.

Condena a los responsables políticos y judiciales

En el año 2019, el Tribunal Oral Federal Nº2 condenó al ex juez Galeano a seis años de prisión. Se determinó su responsabilidad en los delitos de peculado y encubrimiento en el caso AMIA. También se impuso una pena de cuatro años y medio a Anzorreguy, ex jefe de la SIDE, y de tres años y medio a Carlos Telleldín por su participación en el encubrimiento. Dos ex fiscales recibieron condenas de dos años condicionales. Menem y otros cuatro acusados fueron absueltos.

Un fallo reciente de la Cámara Federal de Casación en 2023 confirmó la responsabilidad de Irán y Hezbollah en el atentado, pero sin juzgar a los responsables. A pesar de estos avances, nunca se sentó en el banquillo a un pepetrador directo.

La geopolítica, por su puesto, influyó profundamente en la investigación. Con acusaciones cruzadas entre Estados Unidos, Israel e Irán, se exacerbaron las tensiones, complicando aún más el proceso judicial. La falta de acceso irrestricto a todos los archivos relacionados con el caso AMIA también constituyó una barrera persistente para las víctimas. En este sentido, las organizaciones de derechos humanos continúan exigiendo justicia después de tres décadas.

Hasta que se sepa la verdad

La herida de este país continuará abierta y sangrando hasta tanto la Justicia no reivindique su rol para la cual fue creada. Faltan 85 argentinos y argentinas, madres y padres, abuelos y abuelas, hijos e hijas, nietos y nietas, amigos y amigas que nos recuerdan en banderas, carteles y placas, en la voz quebrada por la bronca y la añoranza de sus familiares, que no los olvidemos, que no paremos hasta que se sepa la verdad.

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