Reconocido mundialmente, el pianista siempre renegó de los privilegios de la música clásica. Su gran obra “Música Esperanza” sigue siendo ejemplo en la búsqueda de la igualdad y la consolidación de la paz.
Miguel Ángel Estrella nació en San Miguel de Tucumán el 4 de julio de 1940, pero pasó gran parte de su infancia y adolescencia en Vinará, Santiago del Estero. Su familia había emigrado de El Líbano. El apellido original era Nashem, que en árabe significa Estrella.
A los 12 años, Miguel Ángel escuchó por primera vez un concierto de Chopin y supo que su destino estaba ligado a la música clásica. Así, tras egresar del colegio Gymnasium entró al Conservatorio Nacional de Buenos Aires. Luego emigró a París donde completó sus estudios.
Sin embargo, el pianista tucumano siempre renegó de la educación de los músicos y las formas que tiene el estilo clásico de difundirse en espacios selectos y casi al margen de la sociedad. “Me interesaba contar por qué estaba enamorado de Brahms, pero con mi mirada de originario de la Argentina profunda, hijo de un poeta socialista y una madre maestra rural, que creció en caseríos del noroeste, especie de Macondo donde lo milagroso podía ser natural. Así empecé con los conciertos conversados, que proponían otra manera de escuchar, buscaba establecer otra relación con el oyente. Fui creando un circuito amistoso de conciertos, a partir de relaciones humanas. Y eso me brindaba trabajo y sobre todo la libertad de ir a tocar donde me pareciese, incluso en las villas o en las comunidades indígenas”, dijo Estrella en 2014 en una entrevista a Página/12.
Estrella mantuvo siempre esa postura, incluso arriesgando su vida. Durante la última dictadura militar emigró a Uruguay, pero allí fue secuestrado por un grupo paramilitar que lo tuvo cautivo dos años. Su caso tomó notoriedad internacional y finalmente fue liberado.
En 1982 continuó con su militancia por los derechos humanos y en pos de la igualdad, y fundó el movimiento internacional “Música Esperanza”, entendiendo a la música como un puente entre culturas y motor por la paz. También fue Embajador de Argentina ante la Unesco y Embajador de Buena Voluntad de la Unesco.
Miguel Ángel Estrella murió a los 81 años el 7 de abril de 2022. Lo recordamos con estas palabras: “Pienso en un conservatorio ideal, que nos prepare no para ser los mejores del mundo sino lo mejor que nosotros podamos ser. Pero que además nos enseñe a expandir eso en la sociedad en la que vivimos, a ser parte de esa sociedad y no creernos especiales”.