El proceso de bimonetarización avanza en Argentina. A través de la Resolución 4/2025, publicada en el Boletín Oficial, el Gobierno habilitó la exhibición de precios en dólares u otras monedas extranjeras. Aunque sigue siendo obligatorio mostrar los valores en pesos, esta nueva disposición amplía las opciones de información para los consumidores.
La normativa establece que los precios deben exhibirse de manera clara, visible y legible, tanto en papel como en soportes digitales. Además, a partir del 1° de abril, las etiquetas deberán incluir una leyenda que indique el precio sin impuestos nacionales. Según la Secretaría de Industria y Comercio, esta disposición apunta a garantizar la transparencia y facilitar el acceso a información detallada para los consumidores.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) también dio un importante paso en este contexto de bimonetarización. Desde el 28 de febrero, los comercios podrán aceptar pagos en dólares con tarjetas de débito. Para ello, las empresas que procesan pagos deberán implementar las herramientas necesarias antes de esa fecha. Asimismo, el sistema de códigos QR interoperables incluirá opciones en dólares y pesos para las transacciones cotidianas.
Como parte de esta estrategia, el BCRA lanzó un nuevo sistema llamado DEBIN Programado. Este mecanismo permitirá pagar bienes y servicios en cuotas fijas, tanto en pesos como en dólares. La autoridad monetaria destacó que el instrumento incluirá medidas de seguridad avanzadas para evitar fraudes y proteger a los usuarios.
El proceso de bimonetarización también incluye la apertura de cuentas bancarias en dólares para menores de entre 13 y 17 años. Estas cuentas podrán realizar operaciones básicas, como transferencias y retiros de efectivo, y estarán sujetas a límites establecidos por el Banco Central.
Pros y contras de la medida que impulsa la bimonetarización en Argentina
La medida que impulsa la bimonetarización tiene implicancias tanto positivas como negativas según las distintas miradas de los analistas económicos. Para algunos, este sistema promueve la transparencia en los precios, facilita la competencia de monedas y moderniza los sistemas de pago, incentivando el uso de ahorros en dólares y dinamizando el comercio local e internacional.
Sin embargo, para otros, también genera riesgos. Entre estos: el aumento de desigualdades entre quienes ganan en pesos y en dólares. La presión inflacionaria y la pérdida de control monetario por parte del Banco Central. Además, los comerciantes enfrentan costos operativos adicionales, y la coexistencia de precios en distintas monedas podría complicar el cumplimiento de normativas legales y tributarias.
