Cada año en esta fecha se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en homenaje a las primeras mujeres que se posicionaron para conquistar derechos.
Hoy en día, el 8 de marzo reúne a mujeres de todo el mundo en las calles para reivindicar el resultado de la lucha colectiva. Pero sobre todo para continuar reclamando por una sociedad sin brechas de género.
Este recorrido, que comienza en el siglo XIX, atravesó periodos históricos que consolidaron derechos y abrieron paso a la mujer como un individuo independiente y autónomo.
Los principales logros de la perseverancia feminista
En 1848, se dio la primera Convención Feminista sobre los Derechos de la Mujer en Nueva York. Allí, las presentes exigieron derechos civiles, sociales, políticos y religiosos para las mujeres, marcando un precedente.
Posteriormente en 1910 se realizó en Copenhagüe la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, para reforzar su lucha para obtener el sufragio femenino universal.
Para el año 1947, se concede en Argentina el derecho al voto para las mujeres, siendo capaces de ser electoras y elegidas.
El 11 de noviembre de 1951, las mujeres argentinas votaron por primera vez y resultaron elegidas 24 diputadas y 9 senadoras.
En 1975 la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.
En consecuencia, la ONU aprobó en 1979 la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (Argetina suscribió en 1980)
Rompiendo con las desigualdades, el Congreso Nacional sancionó en 1991 la Ley de Cupos para incluir a las mujeres en la política en proporciones con posibilidad de resultar electas.
En 2020, se aprobó la Ley 27.610 de Acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, una de las luchas más largas del movimiento feminista.
El «8M» no es una fecha cualquiera, sino un día que nos invita a reflexionar sobre los avances logrados y los desafíos pendientes en el camino hacia la equidad.
