“Me quitaron el corazón de mi vida”, dijo Gladis, la mamá de Luis Espinosa, ante los jueces del Tribunal Oral Federal Tucumán, en un día clave en el que se conocerá la decisión de la justicia hacia los imputados por la muerte de su hijo. Así comenzó la última audiencia del debate oral, antes de que los magistrados escucharan las palabras de los acusados, para luego pasar a deliberar sobre el veredicto.
A lo largo del proceso judicial, que comenzó en octubre del año pasado y concluye hoy, la fiscalía y la querella buscarán probar que se trató de una desaparición forzada seguida de muerte del peón rural por parte de los miembros de la comisaría de la localidad de Monteagudo.
Los imputados son 9 policías y dos civiles: el subcomisario Rubén Héctor Montenegro, el oficial auxiliar José Alberto Morales, los sargentos René Eduardo Ardiles y Victor Manuel Salinas, el agente Gerardo Esteban González Rojas, y los cabos Mirian Rosalba González, Claudio Alfredo Zelaya, Carlos Lisandro Romano y José María Paz. También se sentarán en el banquillo de los acusados los civiles Fabio Santillán y Álvaro Gonzalo González.
Carlos Garmendia, el abogado querellante, se refirió a «las expectativas de la familia”, que esperan que “las condenas sean duras”. “Lo que hizo esta gente es una barbaridad enorme y lo que esperamos es justamente una respuesta de la justicia acorde al accionar de esta banda de animales. No hay palabras amables para poder describir lo que hicieron”, describió.
Sobre el comportamiento de este grupo de policías dijo: «Yo le atribuyo dos factores a este accionar, la pandemia es uno, ya que las fuerzas de seguridad estaban muy desbocadas, no en Tucumán solamente, sino que en todo el país y por otro lado, nosotros tenemos una policía institucionalmente que no cambió desde la dictadura a esta parte. Todos los que han sido juzgados y esperamos que sean condenados, son policías que se han formado durante la democracia, no hay ninguno que venga de la dictadura y sin embargo además de la utilización de las armas de fuego letal, además de eso, resolver el homicidio con la figura de la desaparición».
Gladis Herrera, mamá de Luis, quiso hablar antes de que lo hagan los imputados y tener la oportunidad de decir sus últimas palabras. Visiblmente acongojada con las palabras cortadas por el llanto, dijo: “Pido justicia por mi hijo, por el daño que han hecho y que, como tiene que ser, cumplan los que dice la ley, que vayan a la cárcel. No vieron que con lo que han hecho han dejado huérfanos seis hijos, por eso pido justicia, porque me arruinaron la vida, me quitaron el corazón de mi vida”.
EL ASESINATO
Luis Espinoza tenía 31 años, y el 15 de mayo de 2020 junto a su hermano Juan se encontraron con un presunto operativo policial por la cuarentena en la zona de Melcho, Simoca, que buscaba suspender una carrera de caballos cuatrera (clandestina). Con policías de civil y en autos particulares, los hermanos Espinoza fueron golpeados y Juan no pudo saber en el momento qué pasó con su hermano aunque llegó a oír un disparo.
La familia Espinoza recurrió esa misma noche a la comisaría de Monteagudo, donde le aseguraron que no sabían nada. Ante la falta de respuesta junto a sus vecinos comenzaron un corte de ruta y una búsqueda con sus propios medios.
Luego de una semana, la fiscalía y la policía judicial tucumana encontraron el cuerpo sin vida de Espinoza. Fue en alta montaña, en medio de precipicios empinados y vegetación tupida, en territorio de Catamarca. Bomberos voluntarios tuvieron que colgarse con arneses, entre una densa niebla, hasta que, en una de las barrancas, a 150 metros de profundidad, hallaron el cadáver envuelto en nylon negro, con una bolsa blanca en la cabeza.