La Corte Suprema de Justicia rechazó por mayoría simple el pedido de licencia de Ariel Lijo para asumir como juez en el máximo tribunal sin renunciar a su cargo en el Juzgado Federal n.º 4. La decisión representa un duro golpe para el plan del presidente Javier Milei, quien había impulsado su designación por decreto en comisión.
En la votación, los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Manuel García-Mansilla se opusieron al pedido de Lijo, mientras que Ricardo Lorenzetti apoyó la solicitud. Con esta decisión, el magistrado queda ante una difícil encrucijada. Puede permanecer en su cargo actual o renunciar para insistir en su llegada a la Corte Suprema.
El fallo pone en jaque la estrategia del Gobierno
La negativa de la Corte a conceder la licencia obstaculiza la estrategia oficialista de incluir a Lijo en el tribunal por decreto y sin acuerdo del Senado. La decisión judicial también abre la puerta a posibles impugnaciones legales contra el decreto 137/2025, que habilitó su designación en comisión hasta noviembre de este año.
Desde el Gobierno, la movida había sido impulsada por el asesor presidencial Santiago Caputo y respaldada por Lorenzetti, quien habría garantizado votos en el Senado para su aprobación. Sin embargo, el oficialismo no logró concretar una sesión en la Cámara Alta para tratar el pliego de Lijo, lo que debilitó su candidatura.
El magistrado también enfrenta la posibilidad de que el juez federal Alejo Ramos Padilla dicte medidas cautelares que impugnen su designación. Ramos Padilla, identificado con el kirchnerismo, deberá decidir sobre cuatro presentaciones que buscan declarar inconstitucional el decreto presidencial.
Las consecuencias de la decisión de la Corte
La negativa de la Corte no solo impacta a Lijo, sino que también redefine la composición del tribunal. Actualmente, la Corte opera con una integración de cuatro miembros tras la reciente incorporación de García-Mansilla, también designado por decreto.
El fallo también genera incertidumbre en el oficialismo. Ahora el Poder Ejecutivo deberá buscar respaldo político para lograr la aprobación de Lijo en el Senado o definir una nueva estrategia para completar la Corte Suprema.
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