Era el año 1994 y se disputaba el Campeonato Mundial de Fútbol en Estados Unidos. La selección argentina, encabezada por Diego Armando Maradona, y dirigida por Alfio Basile, era uno de los máximos candidatos a quedarse con el título.
El «10» del equipo iba con la ilusión de ganar su segundo título mundialista y tercero de la Argentina. El primer partido, con el triunfo por goleada 4-0 a Grecia, consolidaba el camino de la albiceleste. Fue la segunda jornada, la que acabó con el sueño de todo el pueblo argentino.
Con la derrota de Nigeria, Argentina sellaba su pase a octavos. Al finalizar aquel encuentro, una auxiliar de la FIFA llevaba de la mano a Maradona al control antidoping. El resultado positivo en efedrina, desencadenó la suspensión inmediata del diez argentino, quién luego estaría quince meses sin jugar al fútbol.
Según su testimonio, Maradona no había intentado sacar ventaja deportiva, sino que la sustancia se encontraba en un medicamento que le dio su preparador físico personal, Daniel Cerrini. Años después, la WADA (Agencia Antidopaje), determinó que la cantidad ingerida por el jugador no era suficiente como para ser considerada dopaje, algo que confirmó su propio argumento.
Enunciando su famosa frase: «Me cortaron las piernas», el jugador argentino acusó a Julio Grondona, presidente de la AFA en aquel entonces, de traición por no defender su inocencia. Un plantel prometedor sufrió la salida del líder y la posterior eliminación del Mundial. Todo un país vivió ese 25 de junio, sin saber que veía por última vez a Maradona jugando con la Selección.