La empresa estatal Aerolíneas Argentinas dejará de operar vuelos hacia Nueva York a partir del 10 de agosto. La suspensión es parte de un plan de recortes impulsado por la administración de Javier Milei. Esta medida se suma a la cancelación previa de los vuelos directos a La Habana, Cuba.
Desde la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas viene denunciando que, con la excusa de aumentar la eficiencia, lo que el Gobierno en realidad quiere es vaciar la empresa de bandera allanando el camino para privatizarla.
Esta posibilidad no es ninguna novedad. El propio presidente, desde que comenzó con la campaña electoral el año pasado, dio a conocer su intención de desnacionalizar la línea aérea.
Fabián Lombardo, designado al frente de Aerolíneas Argentinas, lidera la estrategia de «racionalización». El ajuste incluye la apertura de retiros voluntarios para disminuir el personal. Además se redujeron los cargos cargos gerenciales y dejaron de asistir financieramente a la aerolínea desde enero.
En lugar de Nueva York, Aerolíneas Argentinas tiene previsto fortalecer destinos más rentables como Miami, Madrid, el Caribe y Roma. La decisión se fundamenta en el déficit que generan ciertas rutas, como ocurrió con el cierre de los vuelos a La Habana el 8 de marzo.
¿Peligran los vuelos de cabotaje?
Los gremios aeronáuticos alertaron sobre la desfinaciación de la empresa nacional, advirtiendo que peligran los vuelos de cabotaje. Incluso, dejaron trascender que las conexiones entre provincias en temporada baja podrían cancelarse por ser poco rentables.
Durante el tratamiento de la Ley Ómnibus que contemplaba la privatización, el ex presidente de Aerolíneas, Pablo Ciriani, defendió el desempeño de la empresa hasta 2023. “Aerolíneas venía con 84 aviones, regularidad, servicios, seguridad y entrenamiento. Sin embargo, ahora hay un recorte presupuestario muy agresivo y el Gobierno ha dicho que quiere privatizarla. Entonces los conflictos van a ser muy recurrentes”, había sentenciando.