Uruguay se encuentra en una situación crítica debido a la sequía que lo afecta desde hace meses. Al país le queda 1% de agua potable para beber, insuficiente para abastecer al área metropolitana. En la zona viven aproximadamente dos millones de personas, más de la mitad de la población uruguaya.
La situación se dió como consecuencia de una baja histórica en las reservas de agua de Paso Severino, la principal fuente de agua dulce para el área más poblada. En apenas dos días, la reserva bajó casi 200.000 metros cúbicos. El 20 de junio el gobierno decretó emergencia hídrica para Montevideo y alrededores.
La escasez de agua en los embalses que nutren a OSE, la empresa pública encargada de la distribución de este recurso, implicó una serie de medidas para preservar el agua potable disponible. Se utiliza como recurso de abastecimiento el Río de la Plata, que suministra mayores niveles de cloruro y sodio, no recomendados para la salud.
La empresa OSE advirtió cortes de agua como maniobra para una mejor administración de los recursos que poseen. Recomendó además restringir el consumo del agua. Sin lluvias pronosticadas para las próximas semanas, se comenzó a repartir agua en escuelas y hospitales.
Por parte del Estado, se implementan soluciones provisorias como la eliminación de impuestos a la importación de agua embotellada, la repartición de dinero para la compra de botellas, y la construcción de un embalse al oeste de Montevideo, y de un sistema de cañerías.
Un escenario crítico se estima para dentro de unos días, cuando el caudal proveniente del río Santa Lucía se agote, limitando el uso del agua solo para sanidad. El presidente Luis Lacalle Pou reiteró que el estado de emergencia simplificará las intervenciones de apoyo a la población, y la creación de infraestructura para aumentar el volumen de agua que llega.