Según un estudio realizado por la Consultora Stg, los argentinos están consumiendo vino en promedio al menos tres veces por semana, una frecuencia ligeramente menor que en años anteriores. Sin embargo, a pesar de los altos precios, los consumidores no están dispuestos a renunciar a la calidad.
La consultora destacó en su informe «Radiografía del Consumidor Argentino de Vinos» que el contexto actual de fuertes incrementos en los precios ha llevado a las principales bodegas a buscar estrategias de diferenciación para posicionarse en el mercado.
Ayelén Brandan, sommelier, informó: «Hay datos que están buenos, que son llamativos, que es que por ahí la gente resigna cantidad, pero para apostar a la calidad. Nosotros tenemos muy buena calidad de uvas, pero también muy buena calidad enológica. Los hacedores de vino, los que trabajan en las viñas, los que hacen efectivamente esta magia apuestan todo el tiempo, están constantemente capacitándose, innovando. Eso se nota en el trabajo final».
«En el 2021, se calculaban alrededor de 18 botellas per cápita. Para el 2022, había caído a 16 botellas per cápita, aproximadamente. No siempre la calidad va de la mano con el vino más caro. A veces simplemente cuando pagamos un vino más caro o lo elegimos por el peso de su botella o por su etiqueta estamos pagando cuestiones de marketing únicamente», aseguró a TV Prensa.
Ayelén Brandan explicó: «Muchas veces, si alguien quiere pensar en calidad, debería un poco más pensar en qué le gusta, ir reconociendo las cepas que más se adecuan a sus gustos personales, el lugar de dónde viene el vino, cómo se elabora, más que en el precio. Son muchos los factores que dan lugar a un buen vino y el precio puede ser una guía, pero no es una regla general».