La experiencia de ser celíaco es un cambio radical en la vida de quienes lo padecen, como lo describen Gabriel y Alejandra, dos jóvenes diagnosticados con esta enfermedad. Gabriel contó que el diagnóstico fue un shock que lo llevó a sentirse fuera de contexto social, limitado por miedo a no tener opciones de alimentos en reuniones con amigos y familiares, y por la falta de conocimiento generalizado sobre la enfermedad. A pesar de la tristeza inicial, Gabriel y Alejandra reconocen que el cambio en su estilo de alimentación le permitió conocer nuevos alimentos y llevar una vida más saludable.
Para las personas celíacas, no es solo una cuestión de adaptar su dieta, sino que también implica cambios en su vida social, familiar y económica. La comida es una parte integral de la cultura social y una persona celíaca puede sentirse limitada en muchos momentos. La falta de opciones sin gluten en lugares públicos como bares, kioscos, escuelas, cárceles y hospitales, puede ser un gran obstáculo en la vida cotidiana.
Sin embargo, la Ley de Enfermedades Celíacas (Ley 26.588) sancionada en 2009 y recientemente reglamentada, trae esperanza a las personas celíacas. La ley establece la identificación de productos sin gluten mediante un logo específico, la obligación de contar con opciones sin gluten en lugares públicos y la información sobre el contenido de gluten en medicamentos. Esto es un gran paso hacia la inclusión y el acceso a una vida plena para las personas con celiaquía.