Tomar café para muchos es un ritual, un momento en que el alma despierta con el primer sorbo. Ya sea a primera hora de la mañana o durante el atardecer, en casa o en una cafetería, con leche o sin leche, de saquito o de máquina el café se convierte en un compañero casi indispensable para continuar el día. Sobre todo para los tucumanos a quienes se les ha designado la fama de «cafeteros». Cada taza es un pequeño universo, una pausa en el tiempo que invita a reflexionar, conversar y en el caso de Oscar a soñar.
La historia de Oscar Velasco Imbaud y la producción de café comenzó hace ocho años, cuando viajó a Costa Rica. Allí se especializó en la materia, visitó un importante establecimiento cafetalero y además del conocimiento adquirido se trajo de vuelta a la provincia semillas de café. Oscar tenía la esperanza que las semillas broten y más tarde se conviertan en café. Y así fue…
Café con sabor a Yunga tucumana
La plantación ubicada en Lomas de Imbaud, en las Yungas de Buena, está produciendo café hace ya ocho años. El productor asegura que tanto el suelo como las condiciones climáticas de la zona permiten que la planta pueda crecer y explica que desde Tafí Viejo hasta Alpachiri es posible plantar café. Las variedades que cultiva son Aruba y Bourbon. Esta última variedad tiene el potencial de producir un café de buena calidad a gran altitud. Es una mutación natural de la planta Arábica y creció de forma silvestre en Etiopía durante muchos siglos.
En este pequeño pero prometedor cafetal se lleva adelante un minucioso proceso productivo. Como un artesano, Velasco Imbaud cosecha las “cerezas” de café, luego separa la pulpa y pasa al secado. Finalmente se obtienen los granos listos para elaborar café 100% tucumano y de gran calidad. La semana pasada cosechó la tercera generación de frutos.
“Es un café de excelente calidad”, sostiene Oscar. Por su parte la Ingeniera Margarita Jaramillo, especialista en caficultura explica que se trata de un café especial y que tiene un diferencial: es producido en la yunga tucumana. Por esta razón, la calidad de taza es diferente y absolutamente auténtica para la región.
Además de haber cumplido con su objetivo, el productor tucumano alienta a que más personas se animen a tener sus propios cultivos de café. “Yo le diría a los productores que se animen a ponerlo, es una planta que se cría muy bien”, dijo. Agregó que no se trata de una planta delicada sino que por el contrario la planta se cría muy bien. Es una planta rústica, que resiste muy bien las heladas, explicó.
El IDEP impulsa la producción local
Pese a que en la agricultura cualquier cultivo está sujeto a diversas condiciones climáticas como sequías, lluvias excesivas o heladas, está demostrado por estudios (y por la experiencia de Oscar), que el café puede crecer en Tucumán. En este sentido, desde el Instituto de Desarrollo Productivo (IDEP) impulsan la expansión del cultivo de café en la provincia, como una estrategia de política pública para potenciar la diversificación productiva.
El IDEP organizó, en marzo de este año, una Jornada Técnica de Café, junto a la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y a la Universidad San Pablo-T. Durante la actividad, que reunió a más de 100 personas, hubo disertaciones de expertos y de empresarios del sector que promovieron la producción de café en la provincia.