Argentina goza de un gran prestigio en el mundo por los avances en la ciencia y en la tecnología que viene desarrollando durante largos años. Pero los inventos, los descubrimientos, las vacunas o la cura de alguna enfermedad, no se hacen solos. Los hacen los hombres y mujeres que se preparan y estudian toda su vida en las universidades públicas de nuestro país. Y lo hace, lo impulsa y lo financia, nada más y nada menos, que el Estado.
Silvia Lomáscolo es bióloga y tiene un doctorado en zoología. Su currículum, de más extenso, muestra su preparación como docente, becaria, investigadora; aquí en nuestro país, pero también en las regiones de otros continentes del mundo. A su vasta carrera la pudo lograr no solo gracias a su pasión, sino también a las oportunidades que genera un Gobierno cuando tiene como política de Estado el impulso del desarrollo científico y tecnológico.
Sin embargo, hoy el panorama es muy distinto. En los últimos 9 años hubo un importante retroceso en los fondos que financian e impulsan los proyectos científicos. Pero el panorama es mucho más grave en la actualidad. Los presupuestos para las universidades o para los organismos públicos de investigación como el CONICET se encuentran desactualizados en un contexto de alta inflación y recesión.
A este oscuro escenario se suma la decisión del Gobierno nacional de suspender los fondos que financian los proyectos científicos en 2024. La noticia la dio a conocer, esta semana, Alicia Caballero, presidenta de la Agencia i+D+i. Esta institución, dependiente de la Jefatura de Gabinete, es clave para la ciencia y la tecnología en el país, ya que financia proyectos en áreas como energía, salud y ambiente.
«Una parálisis total»
“La decisión del Gobierno significa que hay una parálisis total de los fondos que usamos para investigación”, afirmó. Según Lomáscolo, el 80% del financiamiento para la investigación en Argentina proviene de esta agencia. La suspensión, dice, dejará a muchos proyectos en la nada.
La situación es aún más crítica para los proyectos admitidos en años anteriores. “Aunque ya hayan sido adjudicados, no se realizarán los desembolsos. Toda esa investigación queda en la nada”, explicó al referirse a los Proyectos de Investigación en Ciencia y Técnica (PICT). En este sentido, aclaró: “pese a haber sido aprobados, no recibirán los fondos necesarios para continuar”.
Un golpe a las ciencias sociales
Lomáscolo también destacó un aspecto preocupante de la decisión de la Agencia que se fundamenta “como una medida estratégica”. Lo explicó Caballero cuando dio la noticia y reconoció que solo se financiarán “proyectos fundamentales para el desarrollo de la Nación”. Además, la funcionaria nacional explicó el mecanismo de selección. “Será mediante adjudicaciones transparente, sin favoritismos políticos”, dijo.
Frente a estas afirmaciones, Lomáscolo respondió: “Están apuntando directamente contra las ciencias sociales, como si fueran menos útiles en un momento de crisis”.
Al respecto, la científica destacó que las investigaciones en estas disciplinas son esenciales para entender los procesos sociales que desencadenan crisis como el hambre y la pobreza. “En tiempos de crisis, es tan importante entender nuestra historia y nuestra identidad como desarrollar tecnología”, enfatizó.
En cuanto al segundo punto, cuestionó las afirmaciones de Caballero sobre la necesidad de auditorías para revisar los proyectos aprobados. “Cuando hablan de auditorías, lo único que intentan es hacer pensar que en CONICET se obtiene financiamiento por contactos y amiguismo. Eso es absolutamente mentira”, sostuvo.
Además, detalló que “el proceso de evaluación en la agencia es riguroso y transparente”. Y especificó: “Están realizados por pares que no tienen ninguna relación personal con los investigadores evaluados”.
Desfinanciación y desactualización: la ciencia sin futuro
Lomáscolo también denuncia que los fondos asignados a los proyectos están desactualizados debido a la inflación. “Nos están dando desembolsos de quinientos mil pesos para proyectos que requieren mucho más. Es imposible realizar la investigación como la planeamos originalmente”, señala. La situación se agrava, ya que los proyectos que deberían comenzar ahora están en riesgo de no recibir financiamiento.
La suspensión de las convocatorias para 2024 dejó a muchos investigadores en una situación de incertidumbre. Lomáscoló reveló que la segunda parte de su propio proyecto está en peligro, ya que no podrá presentarse a las nuevas convocatorias. “Significa que se nos paraliza ese proyecto que comenzamos el año pasado”, lamentó.
La comunidad científica en Argentina enfrenta una crisis sin precedentes. La decisión del Gobierno no solo afecta el presente, sino que amenaza el futuro de la investigación y el desarrollo en el país. “Muchos de esos fondos de investigación incluyen becas doctorales y postdoctorales ya aprobadas. Esos jóvenes deberán irse a buscar trabajo en otros horizontes”, criticó con dureza Lomáscolo.
En sus palabras están también las voces de cientos y cientos de sus colegas que dedican sus vidas a la ciencia: “Esto es una parálisis de fondos de por lo menos dos años, que repercutirá en nuestras investigaciones a largo plazo”.