En la calle Lamadrid al 1200, a mitad de cuadra, casi escondido entre paredones, hay un almacén: “Lo de Catu Tambo”. Es un típico negocio de barrio que ofrece mercadería, frutas y verduras, snacks por kilo, etc. Por cuestiones de seguridad, los encargados atienden detrás de una reja, pero siempre con amabilidad y predisposición.
El dueño del almacén se llama Catriel Barboza (de ahí el nombre “Catu”). En este contexto, el joven decidió hacer su aporte a la movida que llevan adelante docentes y estudiantes en defensa de la universidad pública.
A través de la cuenta de Instagram del almacén “Lo.de.catu.tambo” publicó un reel donde se compromete a hacer un descuento del 15% a los estudiantes. La forma de participar es compartiendo una foto en condición de alumno (en la facultad o estudiando en la casa) y etiquetar al negocio. “Mucha gente se ha sensibilizado y ha puesto “me gusta”. Gente que no conozco, eso me ha parecido groso”, dice Catriel a menos de 24 horas de haber compartido la publicación.
A la pregunta de qué lo motivó a hacer estos descuentos, Catriel responde: “Muchos estudiantes han pasado de comprar cerveza para salir a carnavalear el fin de semana, a comprar velas porque no tiene luz”.
En el barrio donde está ubicado “Lo de Catu” (así lo conocen los vecinos) abundan las pensiones de estudiantes, y departamentos de chicos y chicas que vienen de otras provincias a estar a Tucumán. “Aquí uno sabe quién es jubilado y quién es estudiante, y se les hace el descuento”, afirma Catriel.
En el año 2012, el papá de Catriel cerró la agencia de turismo y entre las cosas que había para vender estaba una camioneta. Con ese dinero, abrió sus puertas “Lo de Catu Tambo”.
No es la primera vez que el joven almacenero tiene estas iniciativas. En otras épocas complicadas para la economía del país también aplicaba rebajas en los precios para estudiantes y jubilados del barrio. “Creo que son cosas que todos deberíamos hacer”, asegura.
