El Gobierno declaró oficialmente que Aerolíneas Argentinas será sujeta a privatización, marcando un punto de inflexión en la gestión de la empresa estatal. El decreto 873/2024, firmado por el presidente Javier Milei, pone en marcha un proceso para transferir la compañía a manos privadas, en medio de conflictos con los sindicatos aeronáuticos que rechazan la medida.
El decreto se ampara en la Ley de Reforma del Estado, que permite privatizar empresas públicas. La decisión se tomó tras semanas de tensión con los gremios, que han realizado paros en protesta por despidos y ajustes salariales. Según el Gobierno, la empresa ha generado un déficit insostenible, lo que obliga a tomar medidas drásticas.
En el considerando del decreto, el Ejecutivo detalló los beneficios sindicales cuestionados. Entre estos, pasajes gratuitos para los empleados y sus familiares, pagos en dólares para pilotos y otros privilegios. Estas condiciones, argumenta el Gobierno, contribuyen al déficit crónico de Aerolíneas Argentinas, que la hace insostenible para las arcas públicas.
“El Tesoro Nacional no está en condiciones de seguir financiando una empresa altamente deficitaria. Los argentinos no pueden seguir pagando por una compañía ineficiente”, sostiene el decreto. Además, se subraya que el país atraviesa una crisis económica, con niveles de pobreza que alcanzan el 52%, lo que hace imperativo destinar los recursos públicos a sectores más urgentes.
El proceso de privatización se reactivó tras haber sido excluido de la lista de empresas a vender en la Ley Bases. Ahora, el Congreso será quien decida el futuro de Aerolíneas, con la conformación de una comisión bicameral que analizará el proceso. Desde el PRO y la Coalición Cívica ya presentaron proyectos de ley que coinciden con la postura del Gobierno de avanzar con la privatización.
La administración de Javier Milei sostiene que privatizar Aerolíneas permitirá mejorar la prestación del servicio y reducir el gasto público. El Gobierno asegura que otras aerolíneas internacionales, como Lufthansa o Air Canada, operan sin una fuerte intervención estatal y con éxito en el mercado.
La postura de los gremios en defensa de Aerolíneas Argentina
Mientras tanto, los gremios aeronáuticos mantienen su rechazo absoluto a la medida. Los representantes sindicales afirman que la privatización pondrá en riesgo miles de puestos de trabajo. Además, no se tendrá en cuenta el servicio aéreo en rutas no rentables perjudicando la conexión federal.
En este sentido, los sindicatos continúan en pie de lucha. En estos días convocaron a nuevas medidas de fuerza en todo el país, lo que podría generar más complicaciones en la operación de la aerolínea.
La reestatización de la línea de bandera
La privatización de Aerolíneas Argentinas no es un tema nuevo. En el pasado, la empresa fue gestionada por el grupo español Marsans, cuya administración fue severamente criticada por su ineficiencia y escándalos de corrupción. Tras la reestatización en 2008, la empresa estatal marcó una clara misión, la de garantizar la conectividad dentro de Argentina y con el mundo.
Desde el 2009 al 2015 se modernizó su flota y adquirió simuladores de vuelos. Incorporó, en esos 6 años, 50 aviones nuevos, incluyendo modelos Embraer, Boeing y Airbus. Esto mejoró la comodidad y eficiencia para los pasajeros. Además, recuperó importantes destinos como Nueva York y Ciudad de México.
En 2012, Aerolíneas ingresó a SkyTeam, mejorando sus servicios internacionales. También incrementó un 80% la cantidad de pasajeros transportados entre 2008 y 2014. Finalmente, en 2015, fue reconocida entre las 25 mejores aerolíneas del mundo, destacándose en seguridad y calidad.
El objetivo de la línea aérea de bandera, desde ese entonces, fue convertirse en una herramienta fundamental para el desarrollo económico, social y cultural del país.
Ahora, el futuro de Aerolíneas Argentinas se encuentra en manos del Congreso. Serán los parlamentarios los que tendrán la responsabilidad de decidir si aceptan el plan de privatización propuesto por el Ejecutivo. Mientras tanto, las tensiones con los gremios y las protestas en contra de la medida parecen no dar tregua en este proceso de cambio para la compañía aérea.
