El día empezó de la peor manera: con la mesada repleta de pan, facturas, bollos y tortillas que seguían en el mismo lugar mientras las horas transcurrían. Pensó que sería una buena jornada, que la cantidad de gente que acudía para venerar a San Cayetano, le comprarían algo. No sucedió, todo seguía igual, quieto. Sin embargo, un micrófono amigo se acercó para conocer su historia y a partir de eso, de la magia de la televisión con su inmediatez, se podría decir que se produjo el milagro.
La historia de Lorena es la de la gran mayoría de los argentinos que sufren las consecuencias de una crisis económica como hace mucho no se veía. El consumo, sobre todo, se vio totalmente afectado. Muy pocos se dan los gustos; tratan de no gastar. Comprar un pan de anís no es tan necesario. Y por eso, ila venta estuvo pésima.
Resignada por el dinero invertido, Lorena se preparaba para regalar algunas de sus producciones. Relata, avergonzada por el fracaso, “que no le gusta tirar comida”. Frente a la pregunta de Maxi (Maximiliano) Fernández Lobo cuenta que trajo “24 bandejitas”, pero que “solo vendió una”.
“Me voy con impotencia, con bronca, con tristeza. Estudiar demasiado, sentir que hacés tanto sacrificio para nada”, explicó al señalar que hace 12 años que es chef, pero que no puede conseguir empleo. “Lo único que quiero es trabajar; trabajar en lo que tanto amo, que es cocinar”, confesó.
Cuando el móvil en vivo ya estaba finalizando, sucedió el milagro, justo en el día de San Cayetano, patrono del pan y el trabajo. Recibió una llamada de parte del Gobierno de la Provincia que le ofrecía la posibilidad de tener un empleo.