Cada 1 de mayo, el mundo celebra el Día del Trabajador. Se trata de un día feriado en Argentina que conmemora la lucha por los derechos laborales de los trabajadores de la fábrica McCormick en Chicago en 1886.
En aquel entonces, los trabajadores estadounidenses podían trabajar hasta 18 horas al día. Esto llevó a que los obreros nucleados en la “Noble Orden de los Caballeros del Trabajo” organizaron una huelga para exigir una jornada laboral de 8 horas.
A pesar de que la huelga obtuvo una victoria parcial, los dueños de McCormick no cumplieron su promesa de cambiar los horarios y los trabajadores se manifestaron masivamente en los alrededores de la fábrica. La represión policial del 1º de mayo de ese año dejó numerosos muertos y heridos, sin embargo, los trabajadores continuaron protestando los días siguientes.
Fue durante una de esas protestas que se produjo el conocido «atentado de Haymarket», cuando una bomba explotó supuestamente arrojada contra las fuerzas represivas. Como consecuencia, seis obreros fueron enjuiciados y condenados por el atentado, cuya culpabilidad nunca fue probada.
Este hecho se conoce como los «Mártires de Chicago» en el que cuatro personas fueron condenados a muerte y los otros dos a trabajos forzados de por vida
Estos eventos provocaron una ola de indignación mundial. En 1919, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) aprobó la jornada laboral de 8 horas y la semana de 48 horas durante su primera conferencia.
Desde entonces, el 1 de mayo se celebra como el Día Internacional del Trabajador. Una fecha clave que le permite a los trabajadores de todo el mundo afirmar sus derechos y su solidaridad mutua.
En el contexto actual de Argentina, la pandemia de COVID-19 y la crisis económica ha afectado gravemente al mercado laboral. Muchos trabajadores han perdido sus empleos o han tenido que trabajar en condiciones precarias. La celebración del Día del Trabajador adquiere así una importancia renovada en la lucha por los derechos laborales y la justicia social en el país.
