Desde la llegada de la democracia, los argentinos hemos elegido a siete presidentes en nueve elecciones diferentes. De este total, seis fueron hombres y una mujer.
Vuelta a la democracia
En el 83 asumió el radical Raúl Alfonsín, dando por finalizado siete años de la dictadura más feroz que vivió nuestro país.
Luego, fue el turno del peronismo en manos del riojano Carlos Saúl Menem que gobernó por dos períodos consecutivos, en 1989 y 1995. La Alianza llevó al triunfo al radical Fernando de la Rúa en 1999. Sin embargo, la grave crisis económica que atravesaba el país y el hartazgo social que salió como nunca a reclamar con cacerolas a la calle, terminaron abruptamente con su mandato.
En ese periodo, el país llegó a tener cuatro presidentes en una semana. Finalmente, fue el peronista Eduardo Duhalde quien se hizo cargo interinamente del Poder Ejecutivo nacional hasta el año 2003 con el llamado a elecciones. Fue Néstor Kirchner, un gobernador peronista del sur del país, quien asumió las riendas de una nación colapsada por la desocupación, la deuda y el hambre.
El mandatario decidió no presentarse en una segunda elección. Lo sucedió en el año 2007 su esposa, la senadora Cristina Fernández. Cristina obutvo el 45 % de los votos y se convirtió en la primera mujer en ser ungida como presidenta de Argentina. En el 2011, el pueblo decidió reelegirla con el 52% de los votos, obteniendo la mayor diferencia porcentual de la historia.
En el 2015, el candidato de ultraderecha, Mauricio Macrí, logró imponerse en el 2015, por solo tres puntos contra el peronista Daniel Scioli. El empresario fue el único presidente que yendo por la reelección no pudo lograrla. El cierre de empresas nacionales, la desocupación y la vuelta del FMI con la mayor deuda solicitada en la historia del país, le truncaron el camino.
En el 2919, Alberto Fernández se impuso por un contundente 48 % frente a Macri. Sin embargo, el peronista no buscó un nuevo mandato.
Este diciembre se cumplen 40 años de democracia. Poder levantarse un domingo a la mañana para ir a votar sigue siendo un motivo de festejo para un país atravesado por sangrientas dictaduras que amordazaron la libertad de elegir.