El diputado electo, Ricardo Bussi, tuvo un grave acto fallido al confundir el nombre de su referente nacional Javier Milei con el de Adolf Hitler, responsable del mayor genocidio de la historia.
Durante una entrevista en Gaceta Play, el hijo de Antonio Bussi -condenado por delitos de lesa humanidad- hablaba sobre la campaña del miedo. Fue en ese momento donde se le mezclaron las ideas: “El Anses de Concepción tiene en todo el edificio público la campaña del miedo. Si gana Hitl… he… si gana Milei”, se retractó rápidamente y continuó como si nada hubiera pasado.
Sin embargo, los televidentes -ni lerdos ni perezosos- capturaron la imagen y la hicieron viral. Y las repercusiones no se hicieron esperar. Dirigentes políticos que critican el negacionismo hacia la dictadura por parte de La Libertad Avanza levantaron el furcio de Bussi en redes sociales.
Ahora bien, qué es un acto fallido, conocido en el psicoanálisis como “desliz freudiano” o “lapsus línguae”.
El intento del psicoanálisis para explicarlo
Para Sigmund Freud este tipo de errores se daba entre la voluntad consciente del sujeto y el deseo inconsciente reprimido. Es decir, lo reprimido logra burlar la censura que lo mantiene oculto.
Psicoanalistas como Rosine Perelberg del University College de Londres, en Reino Unido, piensan que estos errores son importantes. «Son materia de chistes, pero son tan valiosos puesto que revelan algo que la persona no quiere revelar conscientemente», dice. «Nos lo tomamos muy en serio».
En la década de 1980, el sicólogo Daniel Wegner sugirió que el mismo sistema que tiene como objetivo evitar actos fallidos puede ser el culpable de que se produzcan.
De acuerdo con su teoría, “los procesos subconscientes recorren continuamente nuestros pensamientos y mantienen nuestros deseos más íntimos encerrados. Pero cuando se produce un pensamiento relativo a uno de estos deseos, en lugar de quedarse quieto, oculto, puede ser anunciado al cerebro consciente. Y entonces, es cuestión de tiempo para que se produzca el acto fallido.