Todo transcurría con normalidad en la madrugada del domingo en la comisaría décima. Tanto era así que los policías se disponían a hacer la limpieza de las instalaciones. Pero un hombre entró desesperado a las oficinas ubicadas en Blas Parera 810 y la rutina cambió en segundos.
Ese hombre pedía auxilio porque su esposa se había desmayado en la avenida Martín Berho y no tenía cómo llevarla a un hospital. Los policías de inmediato se subieron al patrullero. Cuando llegaron al lugar se dieron con que la mujer estaba embarazada. El destino más cercano era el hospital Avellaneda.
Sin embargo, cuando arribaron al centro asistencial fue demasiado tarde. Afortunadamente, en la parte trasera del móvil policial iba Katia Santillán, una joven oficial de 27 años.