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San Miguel de Tucumán

La historia del “Carnicero de Giles”, el asesino que estaba prófugo y fue atrapado ayer

Luis Fernando Iribarren, quien cumple una cadena perpetua por matar a su familia, fue capturado ayer en Santiago del Estero tras permanecer 13 días escondido.

Una sospecha que advirtió a la policía provocó el descubrimiento de uno de los casos más atroces del país: el caso de “El Carnicero de Giles”.

Luis Fernando Iribarren cumple cadena perpetua por el crimen de sus padres, sus dos hermanos y una tía. Ayer lo atraparon en Santiago del Estero tras 13 días prófugo.

La Justicia le había concedido salidas educativas, que le permitieron cursar en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata. El 29 de agosto debía ingresar al penal a las 21:30, pero nunca lo hizo.

A partir de allí, se convirtió en el condenado más buscado del país. Su exesposa e hijos recibieron custodia de 24 horas para resguardarse.

La División Búsqueda de Prófugos de la Policía Federal realizó un operativo en el que siguió los rastros del “Carnicero” mediante cámaras de seguridad y llamadas telefónicas. Así llegaron hasta Villa Atamisqui, ciudad ubicada al sur de Santiago del Estero.

El crimen del “Carnicero de Giles”

En agosto de 1995, los vecinos y allegados dejaron de ver a Alcira Iribarren, una mujer de 63 años. Su sobrino, Luis Fernando Iribarren, afirmó que ella había muerto debido al cáncer que padecía.

Este relato se mantuvo por un tiempo, hasta que crecieron las sospechas y las autoridades interrogaron al hombre. Su testimonio desveló una verdad aterradora.

El joven, que entonces tenía 36 años, confesó que, en realidad, mató a su tía con varios hachazos y la enterró en el patio de la casa donde vivían. “Me molestaba que sufriera, y la maté por piedad”, explicó.

La población quedó profundamente conmovida, ya que nunca imaginaron que Luis, a quien describían como «educado, amable y una excelente persona», podría cometer una atrocidad así.

Sin embargo, ese crimen desenterró un secreto del pasado: cuando Iribarren fue interrogado por el crimen de su tía, confesó que años atrás había asesinado a toda su familia.

Una madrugada de julio de 1986, Luis, tras una discusión familiar, tomó una carabina calibre 22, entró a la pieza de sus padres y su hermana, y disparó hacia ellos.

Al juez le confesó que lo hizo porque “les tenía bronca”. En su testimonio exclamó: “Maldito el momento en el que entré, ahí vi la carabina”. Luego, según las crónicas del caso, salió, fumó un cigarrillo y mató a su hermano. El asesino enterró los cuerpos en una fosa a 40 metros de la casa en la que vivían, en el campo del paraje Tuyutí. Los brazos inertes de su hermanita aún abrazaban a un osito de peluche.

Las víctimas fueron Luis Juan Iribarren, su padre de 49 años; Marta Langebbei, su madre de 42; Marcelo, su hermano de 15; y María Cecilia, su hermana de 9. El asesino convenció a todos sus vecinos de que los cuatro habían huido a Paraguay al no poder saldar una deuda.

Luis Fernando Iribarren fue condenado a reclusión perpetua en 2002. Hoy, es uno de los criminales argentinos que más años llevan detenidos en el Sistema Penitenciario Bonaerense (SPB).

Espacio UNT

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