El transporte público de pasajeros se encuentra en un crisis terminal. No solo porque lo digan los empresarios, sino porque, claramente, el sistema de subsidios (o compensaciones) ya no reditúa al sector. Los trabajadores no cobran en tiempo y forma, los empresarios no perciben las sumas necesarias para afrontar la inflación y la paralización del servicio es cada vez más frecuente.
Desde la Asociación de Empresarios del Transporte Automotor (AETAT) ingresaron la semana pasada un pedido de aumento en el precio del boleto al Concejo Deliberante. Según el estudio de costos realizado por sus asesores, manifiestan, el boleto debiera costar $360. La comisión de Transporte del cuerpo deliberativo coincidió en que, ante la escalada inflacionaria, es lógico otorgarles una suba pero alejada de ese monto.
El referente del Polo Obrero en Tucumán, Daniel Blanco, dijo que el problema del transporte se convirtió en un negociado de un grupo empresario y el gobierno. «Aquí hubo elecciones y ningún candidato a Intendente se refirió a avalar una suba en el precio del boleto. Rossana Chahla, no interviniendo en el tema, nos da a entender que va a mantener esta modalidad de prestación: privada/pública», dijo Blanco en diálogo con la prensa.