Marisol Frías, de profesión enfermera, tenía 32 años cuando murió el 2 de septiembre del 2021 mientras le realizaban una cirugía laparoscópica. La intervención médica, supuestamente, era simple y no duraría más de una hora. Sin embargo, todo se complicó derivando en el fallecimiento. La acusación está centrada sobre todo en que el médico anestesiólogo se ausentó para asistir a otra intervención programada en el mismo momento. La junta médica del Poder Judicial de la Nación realizó el informe y fue determinante.
La abogada querellante, Silvia Furque, explicó que Marisol iba a someterse a una cirugía urológica. Sin embargo, cuando se le colocó la anestesia, el anestesista dejó la sala y se dirigió a atender otra operación. Es decir, «el profesional no estuvo en el momento en que se descompensó».
“Hay una resolución del Ministerio de Salud que expresamente dice que cuando se hace una cirugía, el anestesista no puede alejarse del paciente, ni por un minuto. Tiene que estar constantemente monitoreando. Se le produjo gran cantidad de falta de aire y eso la llevó a la muerte. Y si se hubiera salvado, quedaba con muerte cerebral”, sostuvo la letrada.
Conclusión del análisis forense
La acusación de la abogada de la familia corresponde al dictamen fornese dado por la junta médica del Poder Judicial de la Nación.
“En virtud de la existencia de dos procedimientos quirúrgicos simultáneos en los cuales se registra la participación del mismo anestesiólogo, es posible indicar que no se cumplieron las normas de vigilancia transoperatoria dictadas por la autoridad competente. Por lo tanto, no se realizó una monitorización intraoperatoria continua y adecuada. En este sentido, no es posible afirmar que el tratamiento de la bradicardia haya sido instaurado en un tiempo y forma adecuada para evitar el daño neurológico irreversible que desarrolló la nombrada».