Un grupo de personas que estaban pescando a orillas del río Salí se sorprendieron cuando vieron el cuerpo de una persona, con gorra y mochila, flotando en el agua. Inmediatamente llamaron a la seccional 11 para informar lo ocurrido. En el lugar tuvo que trabajar la Policía Lacustre, teniendo en cuenta que el cadáver se había hundido unos dos metros.
El jefe de esta área especializada de las Fuerzas de Seguridad, Carlos Álvarez, explicó que el rescate no fue fácil, ya que había mucho escombro en esa zona. Aunque aclaró que el testimonio de los testigos fue fundamental. “Brindaron una ubicación muy precisa que permitió hallar el cadáver rápidamente”.
Álvarez detalló que el joven ya presentaba rigidez cadavérica por las bajas temperaturas del agua. Además, manifestó que no había una denuncia de desaparición. En este sentido, contó que el hermano de la víctima declaró que lo vieron por última vez el martes y que tenía problemas de adicción. Se presume, al respecto, que se trató de una muerte accidental, lo que también fue sostenido por la autopsia la cual determinó que el cuerpo del joven no mostraba signos de haber sufrido violencia.
“Es normal que muchos de los vecinos de la zona crucen el río caminando, pero en ese lugar hay desniveles. Cada vez que llueve se erosiona el piso. Entonces, en algunos lugares hay un metro y en otros dos”, describió el jefe de la Policía Lacustre, al referirse a este tipo de accidentes.
Finalmente, especificó que no se abrió una causa, ya que no se trató de una muerte violenta, sino de un evento desafortunado.