La Cámara de Diputados interrumpió las discusiones sobre la Ley Bases, conocida como ley ómnibus, después de 11 horas de debate. La sesión se retomará hoy jueves al mediodía. Hasta decidir que se pasaba a un cuarto intermedio, cerca de las 10 de la noche, las copias del dictamen con las modificaciones no habían llegado a manos de los legisladores.
La votación sobre el proyecto ha generado controversias y eso quedó plasmado en un congreso absolutamente vallado. Mientras se debatía la ley, el clima se fue caldeando en las afueras del parlamento. Durante horas, militantes de izquierda y otras organizaciones se enfrentaron con la policía que se dispuso en el marco del “protocolo antipiquete”.
Cuando esto ocurría, los representantes de los distintos bloques, a favor o encontra, defendían con vehemencia sus posturas. En el marco del debate dos temas fueron puestos sobre la mesa por la oposición: la falta del dictamen con las modificaciones y la denuncia de reuniones paralelas al debate en el recinto.
Sin el dictamen en la mano
El presidente de la Cámara baja, Martín Menem, inició el tratamiento de la norma leyendo en voz alta las modificaciones. Sin embargo, el texto escrito no estaba disponible y hasta el cuarto intermedio las copias no habían llegado. La demora, explicó el presidente del bloque Hacemos Coalición Federal, Miguel Ángel Pichetto, se debió a inconvenientes con la imprenta.
Por fuera del congreso y del debate
La transparencia se volvió un tema central cuando se reveló que las negociaciones continuaron incluso después de la firma del dictamen de mayoría. La oposición denunció que las reuniones se realizaron en el departamento del secretario parlamentario, Tomás Figueroa, y en un bar de Recoleta.
Myriam Bregman, fue una de las que levantó la voz al respecto y apuntó contra el gobernador de Córdoba Marín Llaryora. «Se llenaban la boca hablando de pituquitos de recoleta, pero que no le molesta ir a un departamentito de Recoleta a cambiar el dictamen que supuestamente tendría que haber salido de las comisiones. Hay algunas veces que Recoleta les parece malo y otras veces no, les parece un lindo barrio porteño», refutó.
