Nataly Frías sufrió abuso sexual por parte de su primo desde los siete años hasta los quince. A sus 36 años decidió hacer pública su historia e ir más allá a pesar de que la causa que inició, cuando tenía 28, prescribió.
La presidenta de la Fundación Pañuerlos Amarillos y abogada de la víctima, Colomba Nasca, explicó que unque la justicia ya no puede sancionar, buscan el Juicio por la Verdad. El objetivo, señaló, es que “se declare la culpabilidad del abusador, a pesar de no haber una condena penal”.
“El proceso ya está abierto. La defensa técnica del imputado ha planteado la prescripción. En este sentido, nosotros hemos contestado que el dolor no prescribe para ninguna víctima, porque las secuelas del abuso sexual están en el cuerpo de la víctima y eso se evalúa psicológicamente. El daño está hecho, eso no se va”.
Por su parte, Nataly se niega a quedarse en el silencio. “En mi caso particular, he sido abusada por mi primo hermano desde los siete años hasta los quince. Recién me animo a hablar. Quiero que sepan que es muy complicado, sobre todo cuando el entorno es la familia y piensa que la va a quebrar”.
Luego, agregó, que este proceso lleva mucho tiempo: “A mí me ha costado años. Toda mi vida lo he querido denunciar. Un día me levanté y fui sola a hacerlo. A este dolor uno nos lleva adentro”.
Juicio por la Verdad
Este tratamiento judicial significa una instancia que trasciende las limitaciones temporales, ya que busca el reconocimiento y la visibilización del dolor que aún perdura en las víctimas de abuso.
Aunque la ley ha establecido sus plazos, la verdad persiste en salir a la luz. Más allá de las formalidades legales, la voz de la víctima resuena en busca de reconocimiento sobre lo padecido y las secuelas que perduran en el tiempo.