La posibilidad de que Javier Milei gane las elecciones presidenciales este domingo despabiló a una sociedad que, harta de la situación del país, parecía anestesiada e indiferente. Al libertario no le quedó estamento que nombrar dentro de su plan de gobierno. Envalentonado con las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), anunció que se desharía de varios ministerios, incluso de los entes autárquicos y organismos. Sin embargo, su mirada negacionista sobre la última dictadura militar preocupó a muchos que salieron a las calles ante la inminencia del balotaje.
A lo largo de estas semanas, la gente comenzó a hablar y a explicar por qué no habría que votar a Milei; no por amor a Massa o al peronismo, sino por el miedo a que algunas de las propuestas libertarias se hagan realidad. Cualquiera de estas toca al individuo en su totalidad; no quedaría títere con cabeza.
La educación pública, fuera. La salud pública, fuera. La universidad pública, fuera. La TV pública, fuera. El INCAA, fuera. Los clubes de barrio y de primera división, fuera. Los subsidios a la luz, el gas y el transporte, fuera. El peso argentino, fuera. Las indemnizaciones por despidos, fuera. El CONICET y sus investigadores, fuera. La industria nacional con sus PyMES, fuera. El ANSES y el PAMI, fuera. Los derechos conquistados, fuera.
Nadie se sintió indemne frente a las promesas libertarias; uno a uno se vio tocado, perjudicado. Incluso, el periodismo -que antes disfrutaba de los gritos del extravagante candidato- en su fuero íntimo se asustó. Jorge Lanata, reaccionó en contra de la venta de órganos. Luis Novaresio, también, mostró su desacuerdo con la retrógrada postura sobre el matrimonio igualitario comparándolos con piojosos o un affaire con un elefante.
«Nunca Más es Nunca Más»
Sin embargo, hubo un tema -una máxima, en realidad- que hermanó a todos aquellos que creen en el sistema democrático: “Con los derechos humanos, no”. En esta defensa confluyeron los más variopintos colores de la política y de la sociedad. Radicales y peronistas, como hace mucho no pasaba, se pusieron de acuerdo: Son 30.000 y punto, ni siquiera una coma.
Mario Negri, el presidente del bloque radical en Diputados, se había referido días atrás a la postura de la candidata a vice de Milei, Victoria Villarruel. «La democracia retornó hace 40 años gracias a un pacto social enorme que condenó los crímenes de lesa humanidad de la dictadura, que no fueron ‘excesos’ y han sido juzgados y condenados. No es buen síntoma que cuatro décadas después se intente romper un pacto democrático y retroceder», escribió en un tuit.
La micro militancia
Ante la inminencia del balotaje y de lo que puede pasar el día después, la gente salió a la calle. Se subió a los subtes, publicó comunicados y se expresó en redes. Son personas como cualquier otra, y como cualquier otra, tienen una historia detrás. Son ciudadanos de a pie que salieron a contar su experiencia de vivir en este país.
Ricardo Gené, médico y docente de 79 años, defendió la educación y la salud pública ante un grupo desconocido de gente que lo miraba en un subte. “Pude estudiar medicina porque la universidad es pública y gratuita. Hice una carrera exitosa”, explicó al detallar que luego fue docente y secretario de posgrado de la UBA (Universidad de Buenos Aires).
Finalmente, relató que cuando le llegó el tiempo de jubilarse lo convocaron para ir a trabajar a La Matanza al abrirse, en el 2012, la primera carrera de medicina. «Los pobres de La Matanza entraron a la universidad, aprendieron y se recibieron de médicos y de médicas”, valoró y pidió no votar por LLA. “Está claro: educación pública, sí. Milei, no”. cerró.
Otra fue la historia de Ana Fernández, hija de la sobreviviente María Careaga y nieta de Esther Ballestrino, una de las tres madres de Plaza de Mayo arrojadas al mar aún con vida en los “Vuelos de la Muerte”. También eligió el subte para manifestarse. “No quiero violencia para mis hijos, amo este país. Quiero vivir acá. Quiero que todos podamos vivir teniendo diferencias y diciéndolas, sin miedo a que nos secuestren o que nos torturen”.
Así como Ana y René, hubo muchos más. Se pusieron en la espalda lo que se podría denominar como la micromilitancia. Personas sin organización política ni experiencia procelitista salieron a buscar el voto de los indecisos. Entendieron que aunque todavía no se puede poner en porcentajes su impacto, todo esfuerzo vale la pena y que la esperanza es lo último que se pierde.
El deporte no es neutral
Algo curioso que pasó en esta época preelectoral es que muchos deportistas, que normalmente tratan de no opinar de política, salieron a pedir el voto por Sergio Massa. Lo hicieron los clubes de primera división y los clubes de barrio. Ante la propuesta de Milei, de que estas instituciones puedan privatizarse, expresaron su contundente rechazo en las redes, porque para un país tan futbolero como el nuestro “la pelota no se mancha”.
Dos referentes de Las Leonas, también quisieron mostrar su postura comprometida con las mujeres, lo público y los derechos humanos. A través de sus redes sociales, María Victoria Granatto y Silvina D´Elía, hicieron público un comunicado.
Granatto, escribió: «Porque soy mujer, deportista y sin el Estado nacional no podría haber representado nunca a mi país…Porque soy egresada de la Universidad Nacional y, si no hubiese sido pública, no hubiese podido ni pensar en estudiar… Porque son 30.000. Porque creo que la memoria, la verdad y la justicia reparan día a día una herida enorme, y los genocidas tienen que estar presos”,
«Mi vida sería diferente, con una pareja del mismo sexo, a quienes comparan con ‘tener piojos’”. se expresó por su parte D’Elía, campeona mundial, medallista olímpica, madre de un hijo de un año y otro que viene en camino. Dijo esto en relación al comentario de la diputada electa de La Libertad Avanza, Diana Mondino, que comparó el matrimonio igualitario con «no querer bañarse y tener piojos».
«Votemos con conciencia y teniendo en cuenta este momento histórico. Es momento de tomar posición. Por favor no votes a MileiI», concluyó.
Malvinas, otro punto en común
Cuando en el último debate presidencial Milei confirmó que admiraba a “señora Thatcher”, responsable del hundimiento del buque escuela General Belgrano, durante el conflicto de Malvinas, el repudio no se hizo esperar. No fueron solos los héroes los que salieron a contestarle al libertario sino también la sociedad, el periodismo y hasta el propio Sergio Goycochea.
El histórico arquero subió un video cantando el himno mundialista “Los pibes de Malvinas que jamás olvidaré”. «Ningún argentino y ninguna argentina puede admirar a aquellos que nos causaron tanto daño y que nos metieron en una guerra injusta y dolorosa… Las Malvinas son y serán argentinas», se expresó el “Goyco”.
Nota: Bárbara V. Escolano Viale (@barby_ev)