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San Miguel de Tucumán

Una tucumana en Israel, animarse a soñar a pesar de la guerra

Bárbara Tarcic, junto a su esposo e hijos, llegó a Haifa con 12 maletas y mucha audacia. 

Los Tarcic-Werchow o Werchow-Tarcic se fueron a perseguir un sueño, lo que significa iniciar una aventura. No debe ser fácil vender lo que se tiene, preparar las maletas, despedirse de los afectos, los sabores y los olores, para embarcarse en un avión, cruzar el Atlántico y llegar a un nuevo país con la incertidumbre de lo nuevo. Vaya que hay que ser valientes para tomar tantos riesgos. 

Bueno, así es “La Barbi”: toda audacia, la de una tucumana en Israel. Pero no lo hizo sola, tiene un gran equipo a la par que son igual de aguerridos (o locos) que ella. Ger, su marido, ni hablar. En fin… La vida es una sola y la ciudad que eligieron para vivir, Haifa, parece de ensueño cuando la describe.

El sábado, por la mañana, el periodismo escupió las noticias del ataque de Hamas. Claro, imposible no pensar en ellos. ¿Estarán bien?… Uno no se ubica bien en el mapa y piensa que el departamento donde se acomodaron queda a media cuadra de la Franja de Gaza. ¡Qué suerte! Nada que ver. Los separa 157 kilómetros de distancia de los misiles, 50 kilómetros menos que Tucumán-Las Termas. 

Además, hay que darle gracias al WhatsApp que vino a tranquilizar a los ansiosos del planeta. La respuesta llegó rápido. “¡Hola, tocaya de mi corazón! Aquí en Haifa está todo tranquilo”… Qué bueno saber que está bien. Otra vez: ¡Gracias WhatsApp!

Cómo se enteró de todo lo que pasaba, lo fue contando con mensajes de audios. Se despertó a las 9 y media y tenía un mensaje de su mamá: “Barbi estoy preocupada, estoy al tanto de la situación”. “Luego, me escribió un amigo muy querido, Leo (también tucumano), que vive a nada, o sea, que recibió todos los bombardeos. Se me paró el corazón”, explicó. Linda forma de despertarse, justo el día Shabat, jornada de descanso semanal, que comienza al atardecer del viernes y termina al anochecer del sábado.

Barbi, tan amiguera como es, relata que tiene muchos seres queridos que viven en Jerusalén, en Tel Aviv y en toda la zona centro y sur, donde se concentró el ataque. Aclaró que se pudo comunicar con ellos y que le describieron lo que pasaba: las sirenas, la caída esporádicas de los misiles, las corridas a los refugios. “No han parado de tirar a lo largo del día” (todo parece tan lejano para nosotros, pero para la Barbi debe sentirse muy cerca, muy en carne propia).

“Lo único que va a generar es más muerte y destrucción”

Barbi cuenta que no es la primera vez que pasa esto desde que viven en Israel, hace ya tres años. Sin embargo, reconoce que ahora no parece ser igual. “Esta vez fue más grave, porque ingresaron por tierra. Invadieron por tierra y secuestraron muchas personas, asesinaron personas… miles de rehenes… entraron a una fiesta, se llevaron a jóvenes. Es una situación sumamente angustiante”.

“Hoy todo el día estuvimos viendo las noticias, que piden donación de sangre para los heridos. Hay una gran cantidad de heridos, más de mil, muchos muertos y desaparecidos. Los bombardeos desde Gaza a Israel son constantes”, continuó describiendo la dolorosa realidad. Y señaló que un ataque con esta escalada de violencia no sucedía desde hace más de 30 años. 

Luego agregó que “Hamas es una organización terrorista” y que “como terroristas, es imposible negociar”. Esto a Barbi le preocupa más de la cuenta, porque sabe que la lógica indica que todo puede empeorar. Ya lo había anunciado Benjamín Netanyahu, apenas ocurrieron los ataques: “Vamos a devolver el fuego con una magnitud que el enemigo no ha conocido”.

“Es triste, porque va a traer represalias por parte de este país. Lo único que va a generar es más muerte y destrucción de personas inocentes, de un lado y del otro”, dijo con la voz entrecortada por la angustia de cualquier ciudadana que sabe que no puede hacer nada, que no puede cambiar el mundo. 

Protocolo para escapar de los misiles

Aunque Haifa no está en la zona de conflicto, los habitantes están preparados para un ataque. Es difícil de imaginar cómo sería estar preparado ante la posibilidad de un bombardeo. Pero como ya se ha explicado en este papel de hoja virtual, los Tarcic-Werchow o Werchow-Tarcic son muy valientes (o locos).

“Nosotros, con los vecinos de acá del edificio, fuimos a condicionar nuestro refugio. Tenemos baño, ducha y estamos listos para cualquier cosa. O sea, los bombardeos no nos llegaría desde la Franja de Gaza, pero sí podrían llegar desde Siria y el Líbano. Así que estamos listos y preparados. (Nudo en la garganta para esta amiga ¿cronista? sentada frente a la computadora).

La Barbi, sin dramatizar, describe de memoria -como si estuviera leyendo un manual de instrucción- el protocolo ante un ataque con misiles. 

Primero están los refugios, casi todos los edificios y viviendas tienen: “Las paredes están construidas con material resistente a las bombas. Las puertas y las ventanas son como metálicas, entonces queda todo totalmente hermético. Si la sirena suena, tenés exactamente 20 segundos para llegar. No hay que llevar cosas, nada. Cuando estás en el refugio esperas -creo- que 10 minutos. Simplemente, te quedas ahí y luego podés salir, a menos -obviamente- que la alarma siga sonando”. 

Segundo, si no hay refugio y vivís en un edificio: “Hay que ubicarse en las escaleras, esas zonas están preparadas también para resistir. También hay refugios públicos a lo largo de todas las ciudades, en todos los lugares de este país. En ese caso hay que correr y meterse”. 

Tercero, si estás lejos de un refugio: “Si te agarra en la calle y ves que no llegas, simplemente te tiras al piso y te cubrís la cabeza. Si hay niños, le pones tu cuerpo encima”.

Un antojo de sanguche de milanesa

Durante la charla por WhatsApp, en medio de su angustioso relato, la Barbi nos recuerda que no puede ser más tucumana. Lo demuestra ante la pregunta: “¿Cómo está Haifa? ¿La ciudad está tranquila o está el ejército rondando?

“Sí -responde- está tranquilo, no hay nadie en las calles. Lo sé porque tuve un antojo de sanguche de milanesa y estaba todo cerrado”…y se apura en aclarar que “no son los sanguches de milanesa de Tucumán”… Un poco de lo propio ante la incertidumbre, viene bien.

12 valijas – tres bolsos de mano- y mucho deseo de animarse a soñar

“Cuando decidimos hace 3 años venirnos, tuvo que ver con una búsqueda de aventura. Pero sobre todo con una búsqueda de mis orígenes. Yo nací acá, mi bisabuelo era de acá. Además, queríamos conocer otros lugares, otros horizontes”, explicó la Barbi, que partió junto a sus pequeños y Ger, llevando 12 valijas y tres bolos de mano.

Y la verdad es que la ciudad que eligieron, ubicada entre “la montaña y el mar mediterráneo”, parece ser el lugar perfecto si el hombre se dedicara a hacer el amor y no la guerra. Mientras todo lo aleatorio ocurre, pudieron -con las dificultades que conlleva empezar de cero- acomodarse de a poco. La Barbi enseña cine en una escuela secundaria y con Ger, poniendo mucha energía y esfuerzo, abrieron un pequeño bar.

Los Tarcic-Werchow o Werchow-Tarcic no son valientes por haberse instalado en un país que lleva un conflicto histórico, inentendible para el común de la gente, y que además acaba de declararse en estado de guerra. Por supuesto que esto no les quita mérito. Los Tarcic-Werchow o Werchow-Tarcic son valientes y locos, por animarse a soñar. Por saber soltar, para comenzar a construir.

Nota: Barby Escolano Viale

Espacio UNT

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