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San Miguel de Tucumán

En el Tedeum del 25 de Mayo se pidió solidaridad en estos tiempos difíciles

El acto religioso estuvo encabezado por el arzobispo de Tucumán, Monseñor Carlos Sánchez, y el obispo auxiliar, Roberto Ferrari.

Esta mañana, la Iglesia Catedral de la Capital tucumana fue el escenario del Solemne Tedeum en el 214° aniversario de la Revolución de Mayo. El acto religioso, encabezado por el Arzobispo de Tucumán, Monseñor Carlos Sánchez, y el obispo auxiliar, Roberto Ferrari, contó con la presencia del gobernador Osvaldo Jaldo, el vicegobernador Miguel Acevedo, y otras autoridades provinciales y municipales, como la intendenta Rossana Chahla.

Ferrari fue el encargado de leer la homilía y llevar el mensaje de la iglesia en este día patrio. Su discurso, estuvo centrado en la defensa de la dignidad humana y la solidaridad, en tiempos de crisis.

«Vivimos en un contexto difícil de la historia. con realidades diversas. Este tiempo de guerra mundial y conflictos económicos que influyen sobre nosotros. Pero de nuevo podemos sacar fuerzas desde nosotros mismos, como Nación, como pueblo que se une y saca lo mejor de sí, para salir adelante corresponsablemente», afirmó, subrayando la necesidad de enfrentar los desafíos actuales con unidad y compromiso.

Sentimiento común de pertenencia

Ferrari recordó en el solemne Tedeum la gesta histórica del 25 de mayo de 1810. Señaló que ese día «resonaba en las calles de Buenos Aires, en las casas y seguro en el ‘viejo mundo’, la gesta de un pueblo que se defiende de las invasiones inglesas.» Resaltó cómo aquellos acontecimientos sembraron las semillas de la independencia y de un sentimiento común de pertenencia y cultura.

En un mensaje cargado de compasión y llamado a la acción, Ferrari citó el Evangelio de San Mateo. Recordó cómo Jesús, al ver a una multitud necesitada, se compadeció de ellos y les brindó ayuda. «La compasión nos lleva a sufrir juntos, junto con otro, es un sentimiento activo, que pone en movimiento el corazón, que lo involucra para hacer lo posible por mitigar el sufrimiento de otro», enfatizó.

El obispo concluyó su homilía haciendo un llamado a no dejarse llevar por la tentación del encierro y la indiferencia ante las dificultades. En este sentido, pidió mirar más allá y actuar con justicia y equidad, como lo hizo Jesús al compartir los panes y los peces. 

«Nuestros gestos solidarios y generosidad, a veces ocultos, bastarían para ir contagiando esperanza en medio de tantas desesperanzas,» señaló.

Al finalizar Tedeum, Jaldo también se refirió a la fecha patria. «Todos los días, cada uno de nosotros, desde el lugar que desempeñamos diariamente, tenemos que plantearnos cómo y qué hacemos para consolidar la patria que nos dejaron nuestros próceres y para que cada día se haga más grande. Este es el gran desafío en este 25 de mayo del 2024», destacó.

Espacio UNT

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